Alejandro Giammattei es visto en Ciudad de Guatemala, Guatemala, el 11 de agosto de 2019. El ex director del sistema penitenciario ganó las elecciones presidenciales del país con el 58% de los votos. (Foto del CNS / José Cabezas, Reuters)
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El próximo presidente de Guatemala será Alejandro Giammattei, antiguo director del sistema de
prisiones, que consiguió el 58 por ciento del voto después de varios intentos sin éxito de
alcanzar una posición en el gobierno. Venció decisivamente a Sandra Torres, una candidata
quien había sido primera dama. Ella había obtenido buenos resultados en áreas rurales que tienen
graves problemas de migración al exterior, pero su pasado político, que incluía el divorcio de su
esposo, el entonces presidente Álvaro Colom para tratar de sucederle en 2011, la convertía en figura polémica.
La elección tuvo lugar en el momento en que Guatemala lidia con la propuesta de un acuerdo de
"tercer país seguro", que significaría que los migrantes que desean solicitar asilo en los Estados
Unidos, pero primero pasan por Guatemala, serían devueltos al empobrecido país
centroamericano para solicitar asilo desde ahí.
El mayor número de migrantes y personas en busca de asilo aprehendidas en la frontera sur de
los Estados Unidos llegan desde Guatemala.
Los obispos católicos del país han denunciado el acuerdo y dicen que el país no está en
condiciones para recibir a tantos migrantes.
La elección de desempate también ocurrió en el momento en que el país cae en declive en
iniciativas anti-corrupción--tales como el apoyo a la Comisión Internacional contra la Impunidad
en Guatemala, que había tenido éxitos tales como el encarcelamiento de un antiguo presidente y
el someter a investigación por primera vez a élites anteriormente intocables. La comisión
concluye su trabajo en septiembre a pesar de que las encuestas muestran el apoyo público para su
continuación.
"Ha sido muy exitosa, por eso es que la quieren sacar, y sí ha cumplido con sus objetivos
adecuadamente, ha hecho temblar a las clases poderosas en Guatemala que han estado
acostumbradas a privilegios, y a la impunidad", dijo Nery Ródenas, directora de la Oficina de
Derechos Humanos de la Arquidiócesis de la Ciudad de Guatemala. "Por eso la están atacando".
Los votantes respondieron a la elección de desempate con poco entusiasmo, con una asistencia
del 42 por ciento de los 8.2 millones de votantes. Ambos candidatos traían a la mesa pasados
cuestionables, y acusaciones de ser apoyados por sectores del ejército y de élites económicas poderosas.
Dos candidatas con fuerte apoyo--Zury Rios, la hija del antiguo dictador de los años 80 convicto
de genocidio contra pueblos indígenas, y Thelma Aldana, antigua fiscal general que se
presentaba con una agenda anti-corrupción, quedaron descalificadas por la corte.
"Ambos candidatos están algo manchados ... Estás escogiendo al menos malo", dijo Marvin
Martínez, agente de policía.
"Este domingo es más de lo mismo", dijo Ludvin Urrutia, un administrador de la escuela Fe y
Alegría llevada por jesuitas en un suburbio problematico de la Ciudad de Guatemala. "No hay
llamada a un cambio estructural", añadió, explicando las percepciones de que "hay intereses
oscuros" que apoyan a los candidatos, ya sea sectores del ejército, élites económicas o crimen
organizado.
Giammattei ha prometido combatir el crimen y frenar la migración de Guatemala, especialmente
de las zonas rurales indígenas más pobres cuyos residentes han buscado cada vez refugio en
otros lugares, huyendo de la pobreza, la sequía y la violencia. También se ha comprometido a
buscar mejores condiciones para la propuesta de acuerdo de tercer país seguro--algo que no es
popular en Guatemala y cuyos detalles aún no están claros.
El presidente Donald Trump ha amenazado con imponer sanciones y otras medidas en
Guatemala si no se implementa el acuerdo.
"No hay intereses nacionales para hacer esto", dijo del acuerdo el padre jesuita Miquel Cortés
Bofill, director de la red de escuelas Fe y Alegría en Guatemala.
"Este gobierno no tiene la capacidad de atender a los guatemaltecos", añadió. "Trump está
aprovechándose de (el presidente saliente) Jimmy Morales", dijo.
Morales, que anteriormente era cómico de televisión, ganó las elecciones en 2015 con el eslogan
"ni corrupto ni ladrón", aprovechando el disgusto público con los políticos inmersos en
escándalos y su preferencia por alguien sin experiencia política.
Pero a medida que la controversia y los escándalos de corrupción acorralaron a la administración
de Morales y a su familia, decidió suspender la comisión anti-impunidad, que había gozado del
apoyo del gobierno de Estados Unidos. Pero tal apoyo se había disipado en años recientes, ya
que las élites guatemaltecas habían hecho campaña entre miembros del Congreso de Estados
Unidos, y Morales tomó decisiones como seguir a los Estados Unidos en el traslado de la
Embajada de Guatemala en Israel a Jerusalén.
"Se recordará a la administración de Morales por debilitar las instituciones gubernamentales",
dijo Mike Allison, profesor de ciencias políticas y experto en Centro América en la Universidad
jesuita de Scranton. "Como resultado, es posible que haya aún más inestabilidad".
El opositor empatado Torres ganó la primera ronda de votación, pero le fue imposible superar
acusaciones pasadas tales como la financiación ilegal de la campaña. El padre Cortés, el director
de la escuela, dijo que Torres había supervisado anteriormente programas contra la pobreza que,
afirma, tuvieron algunos resultados positivos, tales como un aumento en la inscripción escolar,
pero que también trajeron consigo vicios tales como la construcción de grupos de patrocinio
partidista.
"El título de esta película es ‘Ausencia del estado’", dijo el padre Cortés. "Ha habido una
reducción del estado debido a la ideología ... y a la corrupción".