(Fotos de Dennis Callahan)
20 de septiembre 2020
Lorena Rojas
San Francisco Católico
El arzobispo de San Francisco Salvatore J. Cordileone denunció en la homilía del 20 de septiembre que la Iglesia Católica es víctima de discriminación deliberada por parte del gobierno local que no le permite dejar entrar más de una persona a la vez a las iglesias, y ha ignorado el plan de seguridad presentado por la Iglesia.
“Es una burla hacía ustedes y hacia Dios”, el hecho de que solo pueda entrar una persona a la vez a la catedral, dijo el arzobispo a los fieles durante la homilía al finalizar una procesión eucarística que caminó desde la iglesia San Antonio en la Misión y concluyó en la Catedral Santa María con cerca de 20 misas simultáneas las cuales reunieron a unos 1.000 fieles adentro de la plaza y otros cientos tuvieron que quedarse en la calle.
Mientras que en la Catedral Santa María de la Asunción con capacidad para 2.500 personas sentadas y otros cientos de pie solo puede entrar una persona la vez.
El arzobispo insistió en el hecho de que las tiendas tienen permiso de recibir clientes hasta un 25% de la ocupación del establecimiento, mientras que a la Iglesia solo le han permitido a partir de septiembre recibir a 50 personas afuera y una adentro.
Esta decisión de las autoridades pone a los católicos de San Francisco al final de la línea. Se les pide que le den la espalda a Dios, dijo el arzobispo durante la homilía.
El obispo Cordileone lamentó que rechacen a Dios porque eso solo trae miseria y frustración para la sociedad.
La ley más alta es la ley de amor a Dios y al prójimo, esa es la ley suprema. Esa ley tiene que tener prioridad sobre la ley del estado hecha por humanos cuando el gobierno nos pide que le demos la espalda a Dios y al prójimo necesitado, predicó el arzobispo.
“Que nos abran las iglesias porque nuestros hijos necesitan continuar con fe en Dios”, dijo al San Francisco Católico Clemente Silva un parroquiano de la iglesia San Pedro en el distrito de la Misión quien se unió a la procesión eucarística para pedir a la municipalidad que le dé permiso a la Iglesia Católica de celebrar misas adentro de las iglesias.
“El gobierno no nos escucha entonces tenemos que salir nosotros para protestar y que el gobierno vea que en realidad necesitamos nuestra fe. Salimos a protestar para hacernos ver porque somos muchos. Como lo ve somos miles de personas que queremos la iglesia de nuevo abierta”.
Silva dijo que tener las iglesias abiertas evita que los hijos estén metidos en los juegos de video o viendo televisión, mientras que en las iglesias las familias pueden usar el tiempo de mejor manera recibiendo los sacramentos.
Jesica López, una joven del coro del Camino Neocatecumenal de la iglesia San Carlos Borromeo tocó la guitarra y cantó durante unas tres horas que tardó la caminata desde la iglesia San Antonio hasta la Catedral Santa María de la Asunción. Ella dijo que la iglesia es un lugar donde los jóvenes encuentran alivio a sus sufrimientos por eso apoyó la procesión pidiendo que se abran las iglesias.
López conoce a jóvenes que están sufriendo de depresión y cuando entran a la iglesia y participan en los cantos y en la Eucarística les ayuda, les da ánimo para seguir luchando, dijo.
La comunidad vietnamitas de la Arquidiócesis de San Francisco apoyó la marcha y procesión con un grupo significativo de fieles de San Bonifacio y Visitación.
El padre Hung Nguyen, quien celebra las misas en vietnamita en la iglesia San Bonifacio y en la iglesia Visitación, ambas en el condado de San Francisco, dijo al San Francisco Católico que las dos comunidades se unieron para formar una sola voz pidiendo “queremos la misa de nuevo en la iglesia”. Él espera que el gobierno local entienda la necesidad espiritual de las personas de San Francisco y deje abrir las iglesias para las misas públicas.
El padre Joseph Illo, párroco de la iglesia Estrella del Mar en San Francisco celebró una de las misas en español en la plaza de la catedral, él dijo a los fieles, mientras esperaban por la homilía del arzobispo, que una sociedad sin Dios y sin religión se convierte en un caos.