Fotos Dennis Callahan
23 de agosto 2020
Lorena Rojas
San Francisco
Con un estilo único celebró la catedral Santa María de la Asunción la fiesta de la Virgen María Reina y del Inmaculado Corazón de María, patrona de las Misioneras de la Caridad, fueron doce
misas al mismo tiempo en el mismo lugar.
Las misas tuvieron lugar en la plaza frente a la catedral, con diferentes sacerdotes y una sola homilía predicada por el arzobispo Salvatore, J. Cordileone de la Arquidiócesis de San Francisco, el sábado 22 de agosto, congregando a más de cien fieles en grupos de 12 personas en cada misa, incluyendo al sacerdote.
Las iglesias católicas en el condado de San Francisco han sido limitadas por las autoridades públicas a celebrar misas solo afuera del templo y con un máximo de 12 fieles en cada servicio, debido al COVID-19.
Sin embargo, siguiendo el protocolo de salud, el arzobispo Cordileone autorizó la celebración de las misas en la plaza frente a la catedral, a las cuales asistieron más de cien fieles de varias parroquias de los tres condados que pertenecen a la Arquidiócesis de San Francisco.
Esta fue la primera vez que la catedral congregó un grupo de este tamaño desde que se dio la orden de quedarse en casa por la pandemia.
El arzobispo Cordileone dirigió su homilía sobre el legado de la Madre Teresa al servicio de los más pobres entre los pobres y la devoción al Inmaculado Corazón de María.
Antes de las misas, él dijo a través de un video que fue publicado en el canal de YouTube de la Arquidiócesis, que esta manera de celebrar las misas es una experiencia muy difícil, pero continuará haciéndolo los domingos a las 9 a.m. y ofreciendo los sacramentos a los fieles de la mejor manera posible, siguiendo las reglas de salud.
Alfredo Abarca, un parroquiano de San Carlos Borromeo, en San Francisco asistió a la misa junto con su esposa Juana Sofía Abarca y su hija Ana María Abarca.
Él dijo al San Francisco Católico “ya era necesario que el arzobispo tomara esa decisión porque la Iglesia y los sacramentos no pueden estar escondidos, ahora más que nunca, frente a la pandemia por el coronavirus, el mundo necesita la fe”.
Como trabajador de la salud “tengo conocimiento de las medidas de higiene y la Iglesia las está siguiendo…Aquí se está respetando lo que las autoridades piden”, dijo Abarca, un enfermero de profesión.
Por su parte, Juana Sofía dijo que para ella lo más importante es la vida espiritual. “estoy muy contenta y agradecida con el arzobispo que ha hecho esto”.
Shawn Sylvia, parroquiana de la iglesia St. Hilary en Tiburón, vino a la misa en la plaza de la catedral para apoyar la iniciativa del arzobispo, y dijo que continuará asistiendo “porque él está trabajando muy duro por nosotros los católicos”.
Agradeció a todos los sacerdotes que celebraron las misas, particularmente a los que se desplazaron hasta la acerca frente a la catedral a llevarle la comunión a las personas que no pudieron entrar a la plaza, debido al límite por la regla de distancia social.
El condado de Marín, donde vive Sylvia, y el condado de San Mateo ambos, también bajo la jurisdicción de la arquidiócesis, permiten la celebración de misas púbicas afuera con grupos más grandes de parroquianos.
En las misas se observó la solemnidad del Inmaculado Corazón de María a quien las Misioneras de la Caridad han consagrado sus vidas.
Un grupo de 44 monjas de esta congregación vinieron de Pacífica, Richmond, San Francisco y Sacramento para las misas solemnes en la plaza.
La congregación observa la solemnidad al Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto con un permiso especial, para mantener esta fecha de acuerdo al antiguo calendario, dijo la superiora regional de las Misioneras de la Caridad, la hermana Paula Mary.
La hermana Paula Mary, elogió el gesto del arzobispo de organizar las doce misas en la en la plaza y que las invitara a ellas, “nos sentimos muy apoyada por él y motivadas”, dijo.
Uno de los sacerdotes que celebró misa en la plaza fue el padre Shouraiha Pudota, vicario parroquial en Santa Verónica en el condado de San Mateo y originario de la India, donde se fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad.
Él dijo que la celebración con las Misioneras de la Caridad fue una manifestación de fe muy importante para la fe y las vocaciones sobre todo para los jóvenes y muy significativo para él, como único sacerdote de la India celebrando en la misa solemne.
“Sobre todo lo que estamos pasando en la ciudad de San Francisco durante esta pandemia, el arzobispo ha tenido una inspiración del Espíritu Santo para convocar a todas las hermanas y a los sacerdotes para celebrar una misa de esta manera, es un gran ejemplo para toda la ciudad”, dijo.
Agregó que no hay motivo para cerrar las iglesias, solo seguir las reglas de las autoridades de salud pública y continuar celebrando.
Una parroquiana de la iglesia Estrella del Mar en San Francisco, Mary Preetha Conley, también originaria de India, se unió a las misas en la plaza de la catedral para celebrar con las Misioneras de la Caridad la solemnidad de su patrona.
“Yo pienso que el arzobispo debería continuar celebrando misas afuera, en la plaza porque así más personas pueden asistir. En estos tiempos de la pandemia hay mucha gente sufriendo soledad y depresión y necesitan la fe para mejor el estado de ánimo”, dijo.
“No es justo quitarle el culto y la fe a estas personas”, concluyó.