11 de febreo de 2020
Para poder combatir efectivamente las ocasiones de pecado, necesitamos desarrollar una constante y
saludable vida de oración. La oración no tiene substituto.
Fue a través de la oración que Jesús se fortaleció para decir no a las tentaciones de satanás cuando él
estaba en el desierto y para permanecer fiel a la voluntad de Dios.
La oración de liberación y sanación es de gran ayuda para debilitar la influencia satánica, pero lo más
importante es tener fe.
Una oración de liberación que es muy poderosa es el Padrenuestro, la oración que el mismo Cristo nos
enseñó, que dice: “…No nos dejes caer en la tentación y líbranos de todo mal”.
Otra arma contra las acechanzas del demonio es la ayuda de la Virgen María, mediadora de todas las
gracias. Ella es la enemiga número uno del demonio.
Cuando rezamos el Avemaría decimos “Llena eres de gracia”. María es la mediadora de la gracia de Dios
para con los seres humanos, particularmente mediadora de los que sufren. Incluyendo de forma especial
su mediación por quienes padecen de problemas espirituales.
Ella será quien destruya al demonio al final de los tiempos. El demonio se horroriza cuando escucha su
nombre.
Durante algunos exorcismos, los demonios se refieren a la Virgen María como “la líder”, “la superiora”, la
“ladrona de almas”. Pero siempre recordamos que es Dios quien libera de la influencia de satanás.
Cuando invocamos la mediación de la María, Madre de Dios Hijo, Dios Padre está más atento a escuchar.
El rosario también es una oración con gran poder de protección y liberación contra el demonio si se recita
con fe. Se recomienda el rezo del rosario todos los días ya sea individualmente, en familia y en la pareja.
Una oración de invocación a la Virgen es la que dice: “Bajo tú amparo nos acogemos Santa Madre de Dios…
líbranos de todo los males, Virgen gloriosa y bendita”.
Otra ayuda poderosa contra el demonio es la intercesión de todos los santos. Nosotros en la “Profesión de
Fe” decimos: “…Creemos en la comunión de los santos”.
También se recomienda la recitación frecuente de las letanías de los santos y es bueno tener a un santo patrón ante quien orar. Por ejemplo, Santa Teresa de Calcuta…ruega por mí.
Otra recomendación es la veneración de las reliquias de los santos, leer sobre la vida de los santos, e invocar a los santos que han experimentado los mismos sufrimientos que sus devotos están pasando.
La ayuda de los ángeles es también una forma de combatir al demonio.
En el momento de nuestro nacimiento, la Divina Providencia nos asigna a cada uno de nosotros un ángel guardián con la tarea específica de protegernos, e interceder por nosotros. Pero tenemos que invocarlo.
Los ángeles se puede invocar, por ejemplo con la oración de invocación a san Miguel Arcángel, que dice en parte:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé un refugio contra la malicia y las insidias del diablo.”
Los ángeles interceden cuando somos tentados. Nuestro ángel guardián tiene un poder de intercesión muy especial ante Dios. Ellos tienen un orden de precedencia, los primeros son los arcángeles san Miguel, san Gabriel, y san Rafael. San Miguel es el más poderoso en la lucha contra el demonio.
En la lucha contra el demonio también contamos con el arma de los sacramentales (objetos sagrados y bendiciones).
Es recomendable tener sacramentales, o sea objetos sagrados porque son una señal de nuestra fidelidad y pertenencia a Dios, y de protección contra el demonio. Lo mejor es que son una forma visible testimonial de quienes somos.
Es bueno tener imágenes, quizá en un pequeño altar en la casa (una representación del altar de la iglesia, o una mesa con una Biblia, un crucifijo, una imagen de la Virgen María, agua bendita), todo esto crea un ambiente de invitación espiritual para atraer la presencia de Cristo, y alejar de tu hogar los espíritus malos.
También es bueno llevar sacramentales en el bolso, en el maletín, en la mochila de los niños. Puede ser un escapulario, un rosario, una medallita, agua bendita, entre otros. Pero se necesita tener fe para que estos objetos sagrados tengan valor y eficacia.
No basta con andar colgando muchos rosarios en el retrovisor del carro, lo que importa es la fe y devoción a la Virgen María. No son objetos supersticiosos que se llevan como un talismán para tener suerte.
Satanás tiene una repulsión contra todos los objetos sagrados, pero también de las cosas del diario vivir que han sido bendecidas como una casa, un carro, la oficina, entre otros bienes. Los objetos se bendicen no para conferir una mágica protección o un súper poder sino para obtener la protección.
Mario ZÚNIGA es diácono de Misión Dolores.