El arzobispo Cordileone entrega un reconocimiento a monseñor José
Rodríguez por su servicio a la arquidiócesis durante el evento conocido como Almuerzo San Juan Vianney, en la Catedral Santa María, el 11 de octubre.
22 de octubre 2019
Nicholas Wolfram Smith
Más de 400 personas se reunieron para el noveno almuerzo anual para los
sacerdotes jubilados, conocido como Almuerzo San Juan Vianney, en la
Catedral de Santa María el 11 de octubre, la participación es una señal de
agradecimiento y apoyo a los hombres que pasaron sus vidas sirviendo a la
Iglesia.
El padre Michael Quinn, maestro de ceremonias del evento y pastor de la
iglesia Estrella del Mar (Star of the Sea) en Sausalito le dijo a los presentes
que “Con su apoyo hoy aquí, ustedes realmente cuidan a las personas que les
han servido...”
El padre Quinn agregó que los sacerdotes “todos hacemos lo que hacemos
porque tenemos maravillosas personas de Dios. Una de las preguntas que he
disfrutado en mi vida es cuál es la peor parroquia de San Francisco. No hay
una sola parroquia mala, la gente es maravillosa en cada parroquia".
El almuerzo también ayuda a construir la Iglesia local, dijo. "Cuando
compartimos tiempo para conocernos nos hacemos una comunidad más
fuerte".
Rod Linhares, director de desarrollo arquidiocesano, elogió el almuerzo como
una "oportunidad única" para formar y renovar amistades entre el clero y los
laicos. También ha sido un programa exitoso para apoyar los gastos de vida
de los sacerdotes retirados, recaudando casi $2 millones desde que comenzó
en el 2011.
El arzobispo de San Francisco Salvatore Cordileone elogió a los sacerdotes
que han visto buenos y malos momentos en la iglesia y "han permanecido
fieles a su vocación a través de sus altibajos a lo largo de la historia".
Los galardonados especiales del almuerzo de este año fueron el obispo
William J. Justice, Mons. Floro Arcamo y Mons. José Rodríguez. El obispo Justice
celebró este año 51 años como sacerdote, Mons. Arcamo 54 años y Mons.
Rodríquez 60 años.
El almuerzo también tuvo una entrevista con el sacerdote retirado, el padre
Anthony McGuire, residente de Serra Clergy House. El padre McGuire dijo que
ser pastor es "un gran regalo" y una gran "oportunidad de llevar la palabra de
Dios".
El sacerdote dijo que le tomó tiempo acostumbrarse a la jubilación. Como
pastor, su vida había sido manejada por "el despertador, la campana de la
iglesia, el horario y el teléfono". Después de retirarse, esos ya no manejaban
su día, dijo.
En respuesta a la pregunta de cómo la recaudación de fondos lo beneficia en
la jubilación, el padre McGuire expresó "lo más importante son las drogas".
Los sacerdotes jubilados están enganchados a las drogas, pero todas son
medicamentos recetados". Volviéndose más serio, dijo que los
procedimientos y medicamentos necesarios para el cuidado de los
sacerdotes no siempre están cubiertos por el seguro y agradeció a todos los
presentes por su apoyo.
El almuerzo también recordaba a los sacerdotes que murieron durante el
año: el cardenal William J. Levada, el obispo Robert F. Christian, monseñor
John Pernia, el padre Richard Deitch, el padre James Morris, el jesuita Steve
Pisano y el hermano franciscano George Cherrie.
John Christian, el hermano del obispo Christian, rindió homenaje a la vida y
los logros de su hermano y dijo que si bien la muerte repentina del obispo
fue un "golpe para la familia", fue una "pérdida más profunda para la
archidiócesis y el seminario".