Foto Noticias del Vaticano.
10 de agosto del 2020
Gabriella Ceraso
Luca Collodi
Ciudad del Vaticano — A cien años de la fundación del Apostolado del Mar, el Padre Bruno Ciceri, responsable del sector en el ámbito del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, reflexiona sobre las numerosas cuestiones que afectan a los trabajadores del sector marítimo y a sus familias, que en los últimos meses estuvieron tres veces en el centro de atención del papa Francisco.
Son muchas las fragilidades en el mundo del mar y sus trabajadores, un mundo precioso para la humanidad en términos de economía, comercio, alimentación y protección del medio ambiente. La gente de mar y los pescadores corren muchos riesgos físicos, se enfrentan a grandes retos económicos y experimentan sufrimientos y dificultades que el Covid 19 ha acentuado. Pero nada de esto es nuevo para los capellanes y voluntarios que, desde el nacimiento del Apostolado del Mar, están en su escucha en unos trescientos puertos, a través de las redes sociales en las capillas de los barcos en todo momento.
Cien años de la Fundación significan cercanía y, en este momento, también amplificación de la voz de quienes en la periferia del mundo no tienen voz, para que se reconozcan y protejan sus derechos y para que su labor se lleve a cabo en condiciones de seguridad. El mes central del verano, agosto, está dedicado en la oración del Papa, precisamente al mar y sus trabajadores: pero es sólo la última de las tres ocasiones que el papa Francisco dedica al tema, evidentemente por un interés particular. ¿Cuál? Hablamos de ello con el padre Bruno Ciceri, responsable del Apostolado del Mar dentro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
R. - Hay razones específicas por las que el Santo Padre ha hablado de la gente del mar. El pasado mes de junio, quiso agradecer a la gente del mar su trabajo durante el período de bloqueo. Cuando todo estaba parado la gente del mar siguió transportando el 90% de las mercancías y, sobre todo, transportaron equipo médico de una parte a otra del mundo. La segunda intervención del Santo Padre se realizó el 13 de julio, en el llamado Domingo del Mar, un domingo en el que ecuménicamente, con otras denominaciones cristianas, tratamos de agradecer a los marinos el trabajo que realizan porque nos facilitan la vida. Y luego, esta intención de oración de agosto, también porque este año celebramos el 100º aniversario de la fundación del Apostolado del Mar y queríamos destacar esta realidad nuestra. Pero creo que la razón principal por la que el Santo Padre está tan cerca de la gente del mar es porque el mundo marítimo es uno de las periferias donde la Iglesia está presente y donde la Iglesia trabaja. Los puertos están justo en las afueras de las ciudades, y estamos presentes allí. Y luego debo decir que, desafortunadamente, hay algunos temas en el mundo marítimo que son muy queridos por el papa Francisco debido al tipo de sufrimiento de la gente. Pensemos en el trabajo forzado, el tráfico de personas, la esclavitud. Por estas razones el Santo Padre está cerca de la gente del mar.