9 de agosto del 2020
Cecilia Mutual
Noticias del Vaticano
Ciudad del Vaticano — La tierra salvadoreña nuevamente “se tiñe de sangre inocente, de un buen pastor entregado a sus ovejas”, con el asesinato del padre Ricardo Cortéz el 7 de agosto del 2020, a los 44 años, siendo párroco del poblado de San Francisco Chinamequita y rector del seminario San Óscar Arnulfo Romero. En un comunicado, la diócesis de Zacatecoluca condena este crimen “inexplicable”.
“Condenamos y repudiamos el vil asesinato”, un “inexplicable” y “execrable crimen”: con estas palabras la diócesis de Zacatecoluca de El Salvador expresa su condena y dolor por la muerte del padre Ricardo Antonio Cortéz, rector del seminario San Óscar Arnulfo Romero y párroco del poblado de San Francisco Chinamequita.
El religioso fue asesinado mientras transitaba en su vehículo en el cantón Ramón Grifal, a unos 80 km al sureste de San Salvador. El cuerpo sin vida del padre Cortéz fue encontrado al costado de la carretera El Litoral. La policía y la fiscalía iniciaron las investigaciones para aclarar el crimen que ha conmocionado a la Iglesia Católica salvadoreña.
En un comunicado, la diócesis de Zacatecoluca lamenta el trágico deceso del padre Ricardo, a quien define “hombre bueno, afable entregado a su grey y muy dedicado a la formación y enseñanza de los seminaristas y a los fieles que atendía”. “Por eso —se lee— nos parece inexplicable este execrable crimen contra su persona”.
“La sangre inocente de un buen sacerdote sigue irrigando la tierra salvadoreña, en este año martirial de los 40 años del martirio de monseñor Óscar Arnulfo Romero, fray Cosme Spessotto y las cuatro hermanas laicas norteamericanas. Nuevamente, nuestra diócesis se tiñe de sangre inocente, de un buen pastor entregado a sus ovejas.”
La diócesis expresa además su agradecimiento a los médicos forenses y la fiscalía general por el interés que ha manifestado en esclarecer con una amplia investigación, la muerte criminal del rector del Seminario Romero.
El comunicado invitó a “toda la Conferencia Episcopal, al clero de la diócesis y de otras diócesis a la misa exequial del padre Ricardo Cortéz en la catedral de Zacatecoluca”, el sábado 8 de agosto a las 10 hora local y sepultado el domingo 9 de agosto a las 11 de la mañana en la ermita de su cantón, sólo con la participación de sus familiares.
El padre Rafael Sánchez, sacerdote de la Diócesis de Zacatecoluca, residente en Italia desde hace cuatro años, habla ante los micrófonos de Noticias del Vaticano de las virtudes del padre Ricardo Cortéz, con quien compartió años de trabajo pastoral en El Salvador.
“Me uno a lo ya expresado por mi obispo, monseñor Bolaños, cuando dice que era un ‘hombre afable entregado a su grey’, también entregado a la formación de los seminaristas, de los futuros pastores. Puedo agregar que era un hombre de verdad muy alegre, ameno en las conversaciones, muy cercano, muy sensible a los pobres, muy amigable. Le gustaba mucho participar en nuestros encuentros fraternos como sacerdotes. Y por supuesto, estaba siempre pendiente de los jóvenes en el seminario. Él era parte del equipo de la pastoral vocacional de mi diócesis y por tanto, tenía esa sensibilidad de acompañar el caminar de los jóvenes.
El padre Ricardo era un hombre también muy inteligente y formado. Había hecho su licenciatura en filosofía en la Universidad Lateranense, entre los años 2006 y 2008 en Roma y, por lo tanto, vivió en la parroquia de Mandela, donde ahora yo estoy trabajando en la diócesis de Tivoli, en las afueras de Roma, aquí en Italia. El padre Ricardo trabajó aquí un par de años en la pastoral en esta parroquia. Luego regresó a El Salvador en el 2008, incorporándose al trabajo formativo en el seminario. Estuvo como formador desde el 2010. Llevaba ya casi 10 años como formador en el seminario de filosofía. En los últimos 3 años le habían dado ya la tarea de ser rector del seminario. Por tanto, podemos decir que era un hombre que había dejado una gran huella en nuestra diócesis, en las generaciones de jóvenes que se estaban formando como sacerdotes y en las parroquias donde él colaboró en la pastoral.
El padre Ricardo fue ordenado sacerdote el 29 de mayo del 2004. Llevaba 16 años como sacerdote. Había trabajado como párroco en una parroquia muy pobre de nuestra diócesis antes de venir a estudiar a Roma su licenciatura en filosofía. Y luego, cuando regresó a El Salvador se dedicó casi totalmente a la formación en el seminario y también como profesor. Estando en esa etapa de formador, colaboró pastoralmente con muchas parroquias. En mi parroquia, donde yo estuve desde el 2013 al 2016, colaboramos juntos durante tres años completos y allí logramos también hacer proyecciones pastorales juntos Él, siendo filósofo era muy perspicaz en su modo de entender los procesos pastorales e insistía mucho en buscar siempre la verdad de la conversión, en la transformación de nuestra realidad, en dar el sentido verdadero a todo lo que hacíamos. Era un hombre muy propositivo a nivel pastoral, a nivel espiritual y puedo dar testimonio también de que era un excelente director espiritual, porque cuando conversaba con las personas era muy atento, le gustaba de verdad profundizar en el misterio de la persona humana, siendo un filósofo era muy atento a las palabras, a las ideas, a la historia de las personas. Deja un gran vacío el padre “Ricardito”, como nosotros siempre le decíamos, porque era bajito de estatura.
El dolor por su pérdida se une al dolor por muchos otros mártires de El Salvador…
No hay duda que en nuestro país, El Salvador, la sangre de los mártires que seguimos recordando desde los años 70 y 80 todavía sigue palpitando y sigue gritando al cielo, dando este clamor, porque muchos sacerdotes han muerto. Y como podemos notar siguen muriendo sacerdotes jóvenes asesinado. En marzo de 2018 murió el padre Walter, de la Diócesis de Santiago de María; en mayo de 2019 fue asesinado el padre Cecilio, de la Diócesis de Sonsonate. Y ahora, en este mes de agosto tenemos que enfrentar la muerte de otro sacerdote asesinado, el padre Ricardo un joven de 44 años. En nuestra Iglesia en El Salvador todavía tenemos que estar enfrentando este tipo de acontecimientos que dejan huellas muy dolorosas para nuestra comunidad eclesial. Así que le pedimos al Señor misericordia para nuestros hermanos sacerdotes y, por supuesto, también pedimos justicia para que estos casos se esclarezcan y que podamos caminar siempre en la verdad”.