Abril 28, 2019
Diácono Mario Zúniga
Pregunta: Raquel de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto en Marín.
El tema del Exorcismo es un tópico que a menudo se ve envuelto en misterio e información errada, y esto se debe en gran parte a la percepción común de la naturaleza y aplicación del exorcismo, a que estamos expuestos por los guiones exagerados de la industria cinematográfica y los programas de televisión.
Podemos decir que el exorcismo es una forma específica de oración que la Iglesia usa contra el poder del demonio. Es una manera más, en que la Iglesia atiende al cuidado pastoral de las almas.
La Iglesia pide pública y autoritativamente en el nombre de Jesucristo la protección y liberación de una persona poseída por el demonio.
Algunas citas bíblicas que contienen el criterio para hacer un exorcismo se encuentran en Marcos 1:34,39; Lucas 4:35; Mateo 17:18.
Queda claro, que el Señor Jesús involucró a los discípulos en su misión y al ser enviados continuaron la obra de exorcizar que comenzó Jesús (Mateo 10:8; Marcos 3:14-15; 6:13,16-17; Lucas 9:1,10-17)
No fue algo que los discípulos hicieron en su propio nombre, sino en nombre de aquel que les había conferido tal poder.
Así que el ministerio del exorcismo continúa en la vida de la Iglesia como parte del cuidado pastoral de las almas.
Los exorcismos están divididos en dos clases o formas: Exorcismo menor y mayor.
La forma de exorcismo menor lo reciben aquellos que se preparan para recibir el sacramento del Bautismo, durante el Rito de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) y el rito del Bautismo de niños los cuales ambos contienen exorcismos menores.
La segunda clase de exorcismo es la solemne o el “Exorcismo mayor,” cuyo rito solo puede hacerlo un obispo o un sacerdote; este último ha de tener un permiso especial y expreso del ordinario local (código del derecho canónico #1172).
Esta forma de exorcismo está dirigida a la expulsión de demonios o a liberar a una persona de la posesión demoniaca (Catecismo de la Iglesia Católica #1673).
En general todas las diócesis tienen un protocolo a fin de poder responder a las indagaciones o consultas de los fieles que aseguran estar poseídos demoniacamente.
Como parte del protocolo hay una evaluación a fin de determinar el verdadero estado de la persona.
Solamente después de un examen médico, sicológico, y siquiátrico meticuloso pudiera la persona ser enviada a un exorcista, que determinara finalmente si la persona esta poseída.
Que quede claro, que quien determina si un miembro de la comunidad de creyentes esta genuinamente poseído por el demonio es la Iglesia, a pesar de que la misma persona lo asegure por su propio diagnostico o sicosis.
A través de los siglos la Iglesia ha sido muy cautelosa en evaluar los presuntos casos de posesiones demoniacas.
Los casos genuinos de posesión demoniaca aunque son raros, deben abordarse de una manera equilibrada y con un extremo cuidado a la persona afligida.
Antes de proceder con el rito de exorcismo mayor, es provechoso que el exorcista tenga conocimiento de cualquier diferencia cultural, así como de influencias regionales que pudiesen haber hecho impacto en el estado actual de la persona afligida.
Diácono Mario Zúniga es diácono de Misión Dolores.