Mujeres de ALAS miran en las cajas de donaciones que entregan los sábados frente a la biblioteca pública de Half Moon Bay. (Foto de cortesía).
3 de agosto del 2020
Lorena Rojas
En Half Moon Bay se reportaron 87 casos positivos de COVID-19 de los 5.022 reportados en todo el condado de San Mateo al 23 de julio y de estos últimos casi el 50% son latinos, según datos del Departamento de Salud Pública del condado. El trago más amargo para esta comunidad desde que comenzó la cuarentena por la pandemia ha sido el desempleo y esto lleva a otros problemas.
Unido a la crisis de desempleo los vecinos de Half Moon Bay también experimentan problemas de salud emocional, dijo Belinda Hernández-Arriaga, directora ejecutiva y fundadora de la organización sin fines de lucro Ayudando Latinos a Soñar, ALAS.
“Pero también vemos que hay ayuda de personas generosas, y del condado y esto nos da ánimo”, dijo la directora de Ayudando Latinos a Soñar.
“ALAS está dando en total 450 bolsas de comida. Los sábados llegan unas 150 personas, frente a la biblioteca pública en Half Moon Bay para recibir alimentos y tarjetas pre pagadas de las tiendas locales con lo que compran lo que les falta”, dijo Hernández-Arriaga.
“Hemos visto los milagros de ayuda. Hay gente buena”, agregó.
Una de esas personas buenas, es una señora de San Francisco quien pidió no revelar su nombre. Ella preocupada por los inmigrantes que han perdido el trabajo y no pueden recibir el seguro de desempleo, donó a través de ALAS, el pago de la renta a seis familias de Half Moon Bay durante tres meses.
Hernández-Arriaga, especificó que la mayoría de los fondos que distribuye ALAS van a personas o familias inmigrantes sin documentos, que no pueden recibir ayuda estatal o federal.
Por otra parte la junta de supervisores anunció a principios de julio, la aprobación de 2 millones de dólares para el Fondo de Ayuda a Inmigrantes del Condado de San Mateo, de los cuales ALAS planea ayudar con la distribución de algunos de esos fondos a los inmigrantes que viven en Half Moon Bay.
A pesar de la generosidad de algunas personas y el esfuerzo de las agencias públicas, la situación emocional sigue siendo seria, el estrés sigue (para estas familias) porque no saben cuánto tiempo va a durar la pandemia… Hay muchas personas preocupadas. Esto hay que tomarlo día a día, dijo Hernández-Arriaga.
Una de esas personas preocupada y también beneficiada con la generosidad de la donación para el pago de renta, es una vecina de Half Moon Bay quien pidió que no se revele su identidad.
Ella vive en un vecindario cerca a la playa, con su esposo y tres hijos de 12, 13 y 18 años de edad. Trabajaba limpiando casas, pero cuando se anunció la cuarentena, sus clientas comenzaron a posponer los días de trabajo.
Ella pensó que la llamarían a trabajar de nuevo en un par de semanas, sin embargo el tiempo sin trabajo se ha extendido por meses.
Al cumplirse la fecha del pago de la renta no tenía con que pagarla y tuvo que pedirle ayuda a un tío que vive en Los Ángeles. Cuando llegó de nuevo la fecha de pagar, igual no tenía el dinero de la renta ni para otros servicios como agua y luz.
Ella narró que acudió a ALAS por ayuda y Belinda Hernández-Arriaga le dio trabajo a toda la familia, fabricando máscaras de tela, las cuales ALAS vende para ayudar a las familias desempleadas.
A pesar de los ingresos por la fabricación de máscaras, la familia tuvo que usar los pocos ahorros que tenían para pagar la colegiatura de su hijo mayor que comenzaría la universidad en el otoño. El joven ya no podrá ingresar hasta que encuentre un trabajo y pueda ahorrar $5.000 para el pago inicial.
Esta vecina de Half Moon Bay, narró que debido al estrés por el desempleo de toda la familia, algunos días sentía como si estuviera enferma de COVID-19.
Habiendo gastado todos los ahorros y todavía sin volver a trabajar, recibió una llamada de la directora de ALAS para darle la buena noticia que una señora dio una donación para el pago de su renta.
“Yo le agradezco con todo mi corazón a esta persona que me ayudó a pagar la renta. No la conozco y ella tampoco me ha visto en persona. Sin embargo nos dio $3.000 para el pago de dos meses de renta. Cuando Belinda me dijo que había alguien que quería ayudarme, sentí como si me hubieran agarrado algo de mi espalda y me lo hubieran quitado”, dijo.
“Hay personas buenas, personas que si nos quieren como inmigrantes, como latinos que somos, porque hay otros que nos ven como si uno los estuviera invadiendo”, concluyó.