Residentes del condado de Marín esperan en una fila que se extiende alrededor de una cuadra en Canal Alliance en San Rafael para la prueba gratuita de COVID-19, el 31 de julio. El COVID-19 está infectando desproporcionadamente a la comunidad hispana y latina en el condado de Marín, muchos de los cuales viven en viviendas múltiples familiares o multigeneracional debido al alto costo de la vivienda en Marín. (Foto de Christina Gray / Catholic San Francisco).
11 de agosto de 2020
Christina Grey y Lorena Rojas
San Francisco católico
La disparidad de como el COVID-19 afecta a las comunidades hispanas y latinas sigue siendo un tema de consternación y alarma a través del país, pero la desigualdad es más notoria debido a la afluencia que existe en el condado de Marín.
Las personas que se identifican como latinas o hispanas son el 16% de la población del condado. Sin embargo, representan más de tres cuartos de los que dan positivo en las pruebas del virus que causa el COVID-19, según los últimos datos del condado. Los residentes hispanos y latinos también representan más de la mitad de las hospitalizaciones por COVID-19 del condado.
De los más de 3.000 casos de COVID-19 en Marín, casi dos tercios se encuentran en la ciudad de San Rafael donde está ubicado el barrio Canal, hogar de muchas familias hispanas y latinas de bajos recursos que apoyan la economía circundante.
Con limitaciones para protegerse contra la enfermedad, corren un alto riesgo de contagio debido a que son trabajadores esenciales que requieren estar presentes.
En la pobreza y el racismo estructural está arraigada la vulnerabilidad de los hispanos y los latinos al virus, dijo el Dr. Matt Willis, director de salud pública del condado, en un mensaje de video de junio.
Los residentes hispanos y latinos tienen 10 veces más probabilidades de ser diagnosticados con COVID-19 que otros residentes del condado, dijo el Dr. Willis.
"Como un doctor de raza blanca, mi mejor entendimiento de la experiencia del racismo estructural es a través de las vidas de mis pacientes", dijo.
El Dr. Willis dijo que el virus “se está aprovechando" del hacinamiento en los hogares, de la falta de ausencia por enfermedad pagada y seguro médico para aquellos en trabajos designados como esenciales, y de la falta de acceso a pruebas gratuitas y resultados rápidos, y de la incapacidad de confinamiento para los casos positivos.
"Debido a los precios de alquiler y de la vivienda en Marín, las personas de pocos recursos comparten la vivienda para juntar el pago del alquiler", dijo el Dr. Willis. "Vivir en condiciones de amontonamiento aumenta la transmisión dentro del hogar y entre las generaciones".
Las personas de bajos ingresos también necesitan trabajar diariamente y solventarse hasta que termine el mes y es menos factible que puedan trabajar desde casa como los trabajadores asalariados.
"La mayoría de ellos han estado afuera en la fuerza laboral desde el comienzo del confinamiento, con una mayor exposición mientras el virus ha estado circulando", dijo.
El condado de Marín es uno de los condados más ricos de California, y tiene la mayor esperanza de vida, dijo.
"También tiene algunas de las mayores disparidades con la brecha más grande en la esperanza de vida entre las comunidades", dijo.
Milagro Ramírez-Zavaleta, una inmigrante salvadoreña que vive en San Rafael, le dijo a Catholic San Francisco que ha visto morir al menos a unos diez conocidos de COVID-19 en las últimas semanas.
"La falta de equidad nos está matando", dijo al referirse al precio de la vivienda en el condado de Marín. "En Marín, hay muchos millonarios, pero si vas a Canal, allí encontrarás familias amontonadas en la misma casa".
Muchas familias de inmigrantes que viven en San Rafael alquilan dormitorios de sus apartamentos y duermen en la sala de sus casas para poder cubrir sus gastos y enviar dinero a sus familias en sus países de origen, donde la situación económica es aún peor.
Ramírez-Zavaleta dijo que su grupo de oración en la parroquia de San Rafael recibe llamadas todos los días de personas de Canal, cuyas familia enteras, en algunos casos, están enfermas con COVID-19. Algunos mueren pronto y solos.
Ese fue el caso de su vecina, Graciela, que contrajo el virus y murió en un centro local de convalecencia antes de que Ramírez-Zavaleta pudiera llegar con comida y apoyo.
El condado de Marín está colaborando con el Departamento de Salud Pública de California, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU. y asociados regionales y comunitarios para aliviar el impacto del virus en donde se propaga con más rapidez.