Antes de hablar sobre la veneración a los santos es importante destacar que los católicos afirmamos que solo el Señor Todopoderoso, creador del cielo y la tierra es el Dios verdadero en quien “vivimos nos movemos y existimos…” Hechos 17, 28 y es a quien le debemos nuestra adoración. Así lo deja claro el primero de los Diez Mandamientos estableciendo que la adoración está reservada solo para Dios. En Deuteronomio 5, 7 el Señor le dice a su pueblo por medio de Moisés: “No tendrás otro dios delante de mí”.
Pregunta Daniel de la iglesia de Misión Dolores. En la cultura hispana suena extraño la referencia de misas de colores, porque viene a la mente la “misa negra” que practican grupos de personas creyentes de ritos sacrílegos vinculados principalmente al satanismo y la magia negra. Pero, la Misa Rojas, Misa Azul y la Misa Blanca no tienen ninguna relación con lo anterior. Más bien se celebran en Iglesia Católica para reconocer la labor de diferentes grupos de profesionales.
El diaconado permanente es un llamado, una vocación. La palabra diácono literalmente significa “servidor”, siguiendo el ejemplo de nuestro maestro Jesucristo que vino no para ser servido sino a servir. Hay tres niveles en el sacramento del Orden Sagrado: Los obispos, los sacerdotes y los diáconos.