El arzobispo Salvatore J. Cordileone, durante la misa en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, el 5 de diciembre día de la Cruzada Guadalupana Virtual 2020. (Foto Dennis Callahan/Arquidiócesis de San Francisco).
20 de diciembre del 2020
Arzobispo Salvatore J. Cordileone
El arzobispo Salvatore J. Cordileone de la Arquidiócesis de San Francisco emitió la siguiente carta a todos los sacerdotes de la arquidiócesis el 18 de diciembre sobre las pautas a seguir en la celebración de misas afuera y adentro de las iglesias durante la pandemia:
Como ya sabrán, la decisión de la Corte Suprema de emitir una orden judicial preliminar en el caso de la Diócesis de Brooklyn estableció el principio de que servicios religiosos no pueden recibir un trato menos favorable que las clases de negocios más favorecidas, es decir, como mínimo las reglas para el comercio minorista en interiores, por ejemplo, también debe aplicarse a los servicios de adoración en interiores. Este punto fue reafirmado en el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, otorgando el mismo tipo de desagravio por mandato judicial en el caso de Calvary Chapel de Nevada. Ha habido una serie de otras decisiones similares en casos judiciales a varios niveles, y otras aún están a la espera de ser decididas. Dada la dirección constante de estas decisiones judiciales en la Diócesis de Brooklyn y desde entonces, estamos interpretando la orden del gobernador junto con las decisiones judiciales en el sentido de que, según la Constitución, las casas de culto deben tratarse al menos tan bien como las tiendas minoristas, lo que para nosotros en California significa 20% de capacidad interior en este momento.
Si bien esto es una buena noticia, me apresuro a recordarles a todos que los fallos judiciales no cambian la ciencia. En medio de esta pandemia, siempre es mucho más seguro realizar reuniones al aire libre. Por lo tanto, les pido que sigan celebrando la Misa al aire libre (o que empiecen hacerlo si todavía no lo han hecho) siempre que sea posible. Incluso durante el invierno, Dios nos ha bendecido con muchos días en los que el clima ha sido apropiado para la celebración de la Misa al aire libre.
Al mismo tiempo, no podemos confiar que siempre será así. Por lo tanto, si a su juicio cree que sería más seguro para su gente tener Misa en el interior que al aire libre, puede llevarlos a la iglesia para la Misa, observando la regla de capacidad del 20% y todos los protocolos de seguridad de la Arquidiócesis. La determinación de la seguridad puede depender no solo del clima (p.ej., lluvia, frío o viento) sino también de otros factores, (p.ej., la seguridad después de la Misa en la noche en ciertos vecindarios) y evitar daños físicos (p.ej., un grupo grande de personas en un espacio limitado afuera al lado de una calle, durante las horas pico de tráfico).
Quiero enfatizar una vez más lo absolutamente importante que es seguir los protocolos de seguridad hasta el último detalle: distanciamiento social, cubre bocas, ventanas y puertas abiertas para ventilación, cantante(s) (si hay música) deben estar apartados en un área separada y todo lo demás. Con informes de un aumento repentino y camas de UCI limitadas, es probable que seamos criticados por supuestamente poner en peligro la salud pública. Estas críticas no tendrán ningún fundamento de hecho si seguimos escrupulosamente nuestros protocolos de seguridad. Tenemos la ciencia que lo demuestra. Es de suma importancia que no demos crédito a tales críticas al no cumplir con nuestros protocolos de seguridad. El aumento reportado no es tan severo como para cerrar el comercio minorista interior no esencial; nuestras iglesias (que brindan el servicio más esencial de todos) pueden ser incluso más seguras que las tiendas si actuamos con responsabilidad. Y nuestra fe, por supuesto, siempre dicta que lo hagamos.
En un asunto separado, el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en un decreto del 16 de diciembre de 2020, extiende el permiso otorgado a los ordinarios del lugar para permitir que los sacerdotes celebren cuatro Misas en la solemnidad de María Madre de Dios y en la solemnidad de la Epifanía, así como en Nochebuena y Navidad. Por lo tanto, por la presente otorgo este permiso a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis de San Francisco.
Finalmente, permítame aprovechar esta oportunidad para renovar mi agradecimiento por todo lo que están haciendo para brindar atención pastoral a su pueblo en estas circunstancias extraordinariamente desafiantes. Rezo para que la celebración del nacimiento de nuestro Salvador les traiga paz y consuelo espiritual en medio de estos tiempos difíciles.