María Inés de Lira recibe la segunda dosis de la vacuna Moderna contra COVID-19, el 12 de marzo de 2021 en un puesto de vacunación en la Misión en San Francisco. (Foto de cortesía).
16 de marzo de 2021
Lorena Rojas
San Francisco Católico
María Inés de Lira no quería recibir la vacuna contra COVID-19, su condición de salud tras ocho cirugías y sobreviviente de cáncer la tenía con mucho temor de los posibles síntomas o efectos secundarios.
Por otro lado María Mijares de 69 años estaba decidida desde el principio a recibir la vacuna para poder continuar, sin riesgo de contagiarse, ofreciendo su voluntariado de repartir comida a personas sin hogar que viven en las calles de San Francisco.
Las dos son parroquianas de la iglesia San Pedro y voluntarias en la organización sin fines de lucro Fe en Acción.
Tanto de Lira como Mijares recibieron ayuda de Fe en Acción para tramitar la cita para la vacuna porque no tienen facilidad con el uso de la tecnología.
A de Lira, una emigrante mexicana de 67 años y vecina de la Misión, tuvieron que explicarle en detalle la importancia de vacunarse para convencerla.
“Tenía miedo porque es algo nuevo, y porque había escuchado muchos comentarios negativos. Me decían que nos iban a poner un chip, que se están usando células de bebés abortados”, dijo.
Al final “decidí vacunarme porque sé del riesgo que corremos si nos contagiamos…así que me dije, si es la ciencia la que está haciendo esto yo confío, dijo de Lira”.
Ella recibió la primera dosis de Moderna el 10 de febrero y la segunda precisamente el día de esta entrevista con el San Francisco Católico, el 12 de marzo.
A las dos citas la acompañó Violeta Román, parroquiana de las iglesias de la Misión, voluntaria de Justicia Social y líder de la organización comunal Fe en Acción.
Respondiendo al llamado del papa Francisco de darle al mensaje evangélico un “sentido de humanidad”, Román y otros voluntarios de Justicia Social comenzaron a promover la vacunación.
“Nosotros como líderes de las parroquias de la Misión pensamos que es importante que la gente mayor se vacune”, dijo Román.
“Hablamos con el padre Moisés Agudo, (párroco de las iglesias San Carlos, San Antonio y San Pedro, en la Misión) para ver qué podíamos hacer para que la gente mayor se vacunara, porque habíamos hablado con algunos y estaban renuentes. No se quieren vacunar”, dijo.
“Yo le dije al padre Moisés que sería bueno que en las homilías hablara de la importancia de vacunarse, por responsabilidad propia y respeto al bien común. Él estuvo motivando a los feligreses durante las misas para que se vacunen”, dijo Román.
Durante el mes de febrero, Román junto a otros líderes de la pastoral de Justicia Social también comenzaron a asistir a las iglesias de la Misión, a la salida de las misas y levantaron listas con los nombres de aquellas personas que aceptaron la ayuda para que les tramitaran una cita.
A pesar de los mensajes de motivación del sacerdote desde el púlpito, a pesar de la acción directa de los líderes de pastoral social y Fe en Acción tratando de convencer a los mayores, no se ha logrado que muchas personas acepten recibir la vacuna.
“Ha sido difícil convencer a las personas. Simple y sencillamente tenían miedo, decían que lo que querían era matar a las personas mayores…, algunos decían que no (querían la vacuna) porque les iban a poner un chip, y que eran de células de niños abortados.”
Otra de las razones por la cual muchas personas tienen miedo a vacunarse es porque reciben mala información. Y muchas personas mayores que sí confían en la vacuna, no la reciben por limitación en el uso de la tecnología para procesar una cita en línea.
Pero sí hay latinos que quieren recibir la vacuna. Un reporte de la Universidad de California en San Francisco (UCSF por sus siglas en inglés) revela que de las personas que acudieron a hacerse el examen de COVID-19 en un puesto de salud ubicado en la calle 24 y Misión, un 86% dijeron que sí querían vacunarse.
El reporte resalta que estos datos alentadores dejan claro que no toda la comunidad latina duda en vacunarse, dijo la doctora Diana Havlir, profesora de medicina de la UCSF.
Havlir colaboró junto a líderes de la organización comunal Fuerza Latina de Trabajo (Latino Task Force) para crear la organización Unidos en Salud a través de la cual se ofrece pruebas y entrega rápida de resultados sobre COVID-19 en el puesto de salud en la Misión.
A nivel nacional, un reporte de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) muestra que un 8.5% de los hispanos/latinos han recibido la primera dosis de la vacuna contra COVID-19 y un 7.3% tienen ya las dos dosis.
“Pensando en los adultos que no saben cómo registrarse en línea, cómo usar la tecnología, decidimos ayudarles a tramitar las citas. Sabemos que para muchos es imposible acceder a esto en línea”, dijo Román.
Agregó que también están acompañando a las personas a las citas el día que reciben la primera dosis. Algunos ya han recibido la segunda dosis y todavía continúan acompañándoles.
“Tenemos que hacer práctico eso que tanto pide el papa Francisco, humanizar y de acompañarnos en el camino”, dijo Román.
En las iglesias de la Misión continúan anunciando que pueden tramitar las citas en un puesto de vacunación ubicado en las calles 24 y Capp en San Francisco, el mismo lugar donde recibieron la vacuna Mijares y de Lira.
Aunque Mijares estaba decidida a recibir la vacuna, también tenía temor, pero le ayudó mucho escuchar en las misas a “los monseñores” de su parroquia decir que ellos ya habían recibido la vacuna. Eso me dio más confianza, dijo”.
Ella recibió las dos dosis de Moderna y no tuvo síntomas. A pesar de que muchas personas le habían dicho que la segunda dosis ocasionaba problemas de salud.
Para responder a los fieles que temen recibir la vacuna contra COVID-19 por compromiso moral, los obispos de la Conferencia Episcopal de California dijeron que “las vacunas Pfizer y Moderna son moralmente aceptables y se comprometen a trabajar en estrecha colaboración con los ministerios católicos sobre la salud y con Caridades Católicas” para promover y fomentar la vacunación.
Ofrecieron colaborar con los gobiernos locales y otras organizaciones que están trabajando en la vacunación. Además se comprometieron a abogar por las comunidades más vulnerables para que la vacunación se haga con equidad y seguridad. Dijeron que continuarán informando sobre el aspecto moral de las otras vacunas.
Así lo hizo el arzobispo de la Arquidiócesis de San Francisco Salvatore J. Cordileone, él dijo el 4 de marzo, que “la nueva vacuna Johnson & Johnson está más moralmente comprometida porque las células madre de una línea derivada de un feto abortado se utilizaron en su fabricación y no solo en las pruebas”.
“Sin embargo, si se puede elegir entre vacunas de COVID-19 igualmente seguras y efectivas, se debe elegir la vacuna con la menor conexión con las líneas celulares derivada de abortos”, dijo el arzobispo Cordileone.
El arzobispo de San Francisco también insistió que aunque hayan recibido las dos dosis de la vacuna contra COVID-19 continúen con las medidas para evitar la propagación del virus.