Julio Escobar, fundador de Excell Network y coordinador de Justicia Restaurativa de la Arquidiócesis de San Francisco se ve junto a dos beneficiarios de los programas de reingreso a la sociedad durante la conferencia anual Reentry. El evento tuvo lugar en los salones de la Catedral Santa María de la Asunción. (Foto Zac Wittmer/San Francisco Católico).
26 de septiembre del 2020
Lorena Rojas
San Francisco Católico
El combate del racismo es una de las luchas de la Iglesia Católica por la dignidad humana. Con este fin la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) dirigió un paquete de recursos económicos a la Arquidiócesis de San Francisco para que a través del programa Excell Network se ayude a los exprisioneros en el proceso de reingreso a la sociedad a través de la educación.
Excell Network es un programa de ayuda financiera y consejería para las personas que han salido de la prisión y están en un periodo de prueba. Comenzará en octubre del 2020.
Julio Escobar, el fundador de Excell Network, programa que funcionará bajo la administración de la organización sin fines de lucro San Dimas, dijo que Excell Network es una extensión del programa Avenidas de Esperanza que ayuda a los menores de edad que salen de los centros de detención juvenil, pero ahora incluirá a los adultos.
Escobar, quien es también el coordinador del ministerio Justicia Restaurativa de la Arquidiócesis de San Francisco, es a su vez el fundador de San Dimas y de Avenidas de Esperanza.
Él ha trabajado por muchos años con estos programas de ayuda a las personas privadas de libertad y con sus familias. La mayoría de las personas con las que trabaja en los tres condados de la Arquidiócesis de San Francisco pertenecen a grupos que han sido víctimas de discriminación como son los afroamericanos y los latinos, entre otros.
Los obispos de Estados Unidos quienes están aportando estos fondos para combatir el racismo, escribieron en la carta pastoral contra el racismo, “Abramos nuestros corazones” que con frecuencia los hispanos y afroamericanos enfrentan discriminación en diversos escenarios entre ellos el encarcelamiento.
“En nuestras prisiones el número de reclusos de color, especialmente morenos y negros es sumamente desproporcionado a pesar de las grandes bendiciones de libertad que ofrece este país”, dicen en su carta pastoral.
Un estudio del Centro de Investigación Pew afirma que en el 2016 la población adulta negra en Estados Unidos era del 12% y representaba un 33% de los condenados en las cárceles. Mientras que la población adulta blanca en el país era 64% y representaba el 30% del total de los prisioneros. Los hispanos significaban el 16% de la población adulta en EE.UU. y un 23% de los prisioneros.
Dentro de esta realidad de incidencia de algunos grupos étnicos en las prisiones se encuentra Lilliana González, una mujer de 38 años de San Francisco que salió de la prisión de Dublin en California, en abril del 2019 con un período de prueba de tres años. Gonzalez es una mujer de padres mexicanos nacida en Los Ángeles y es una de las primeras personas adultas que se beneficiarán con el programa Excell Network.
“Este programa me ayuda a hablar más de mi experiencia, a no sentir tanta vergüenza por lo que hice y a no sentirme juzgada” dijo González al San Francisco Católico, al referirse a las reuniones de orientación previas en las que ha participado para ser parte del programa.
En la actualidad está en un período de prueba, trabaja y asiste al “San Francisco City College”.
Otro de los primeros beneficiados de Excell Network es Bobby Jones, un hombre de 43 años quien vive en San Francisco. Él ha estado en prisión 14 años cumpliendo tres condenas diferentes.
Jones es hijo de un padre afroamericano y una madre anglosajona.
Desde los 14 años comenzó a vivir en las calles y ha estado entrando y saliendo de la prisión, debido a que su familia estaba afectada por problemas sicológicos y drogas.
Tras la última condena de seis años por falsificar dinero, Jones, se dijo a sí mismo: tengo que mejorar mi vida espiritual, y desde entonces he estado leyendo la Biblia, estudiando y haciendo todo lo que pueda para cambiar mi vida y servir a Dios.
Descubrir el programa Excell Network en este momento es de gran ayuda para Jones. “El programa puede ayudarme y yo puedo ayudar a otros y ayudar la comunidad. Esto es algo en lo que todos salimos ganando. Yo me beneficio y la comunidad puede ganar también”, dijo.
En la actualidad, Jones cumple un período de prueba de cinco años de los cuales ya ha descontado un año y medio y continúa trabajando para alcanzar su libertad completa.
Estudia estadísticas en el “San Francisco City College” y el próximo semestre continuará en la Universidad de California en San Francisco (UCSF por sus siglas en inglés) donde espera graduarse en administración de negocios.
Entre sus proyectos a mediano plazo espera fundar su propia organización sin fines de lucro para ayudar a otros exprisioneros a reintegrarse a la sociedad.
“Siento mucha suerte de haber encontrado a Julio con este programa que él tiene (Excell Network), la educación es lo mejor para ser autosuficiente”, dijo Jones al San Francisco Católico.
El plan operativo de Exell Network incluye una estrategia administrativa que consiste en captar fondos para las becas. Parte de ellos vienen de donaciones como el fondo que ofreció la USCCB, otros vendrán de la venta de tiquetes para desayunos mensuales en las iglesias de la Arquidiócesis, y de la venta de ropa y otros artículos que se ofrecerán en la tienda en línea de la marca Excell Network.
El plan del programa también incluye a un equipo de apoyo de 15 consejeros (Strategy Advice Team), y 50 embajadores que ayudarán y supervisarán en el avance de cada becado.
Los becados deben cumplir con algunos requisitos, entre ellos ingresar a un programa formal de estudio académico, estar dispuestos a crear su propio plan de metas a corto y a largo plazo y a compartir el proceso de esas metas en reuniones mensuales. Tanto Jones como González están ya trabajando en algunos de estos requisitos.
Las becas son de $150 a $300 dólares por exprisionero, y el monto de cada una se determina de acuerdo a la necesidad, al nivel de compromiso del becado y a los fondos que pueda reunir el programa.
El becado tiene que comprometerse a un mínimo de cuatro entrevistas por mes con los consejeros y con los embajadores. De estas entrevistas depende en parte que puedan obtener recomendaciones que les ayuden para reducir el período de prueba o que se les retire la prueba y puedan gozar de la libertad.