Miles de peregrinos caminan durante la Cruzada Guadalupana de San Francisco hacia la Catedral Santa María, el 7 de diciembre, (Foto Dennis Callahan / San Francisco Católico).
9 de diciembre del 2019
Lorena Rojas
Juan Villalobos comenzó a caminar en la Cruzada Guadalupana, vestido como san Juan Diego, desde hace cuatro años cuando su hija María Guadalupe, estuvo a punto de perder a su bebé en el vientre. “Le pedí de corazón a la Virgen que si le daba vida al bebé, el resto de mi vida iba a hacer esta manda” (promesa), dijo él.
Villalobos prometió a la Virgen de Guadalupe, caminar las 12 millas de la peregrinación guadalupana de San Francisco, que este año fue el 7 de diciembre. El también prometió ir de rodillas desde la puerta de la catedral Santa María de la Asunción hasta la imagen de la Virgen y llevarle flores. Así lo ha estado haciendo desde que su nieto Jerónimo “nació perfectamente”, dijo.
Este michoacano, padre de tres aprendió la devoción a la Virgen de sus abuelitos quienes lo llevaban siempre a las peregrinaciones guadalupanas.
Este año Kelly Trejo representó por primera vez a la Virgen, en la peregrinación guadalupana, junto a Juan Madriz, quien ha representado a san Juan Diego durante los últimos diez años.
Trejos también está aprendiendo en el hogar la devoción a la Virgen. “Yo ni sabía que mis papás me habían apuntado” como candidata para representar a la Virgen de Guadalupe, “pero lo acepté y agradezco que me escogieran a mí”, dijo Kelly Trejo.
Durante una conversación con el San Francisco Católico mientras esperaba en la iglesia Holy Angels para representar la tercera aparición de la Virgen en el Tepeyac, Trejo aprovechó para invitar a los jóvenes a permanecer en la Iglesia.
“A los jóvenes quiero decirles que crean y no se alejen de la Iglesia, con todo lo que hay hoy día, muchos se olvidan de Dios, pero hay que tenerlo en el corazón y creer en él”, dijo Trejo.
La peregrinación guadalupana de San Francisco lleva 26 años de esta tradición de fe, liderada por los esposos Pedro y Marta García fundadores y directores. Este año, igual que años anteriores los organizadores de la Cruzada pidieron la Virgen de Guadalupe la intercesión por una reforma migratoria en los Estados Unidos.
Ni las lluvias intermitentes ni los fuertes vientos hicieron que los peregrinos se rindieran. Mojados y cansados llegaron hasta la catedral donde el arzobispo Cordileone y otros miembros del clero les dieron la bienvenida. Los peregrinos también participaron en una misa solemne en honor a Nuestra Señora de Guadalupe.
“Ustedes han completado esta peregrinación. Es una caminata larga y agotadora, han soportado el frío, el cansancio y hasta la lluvia, todos ustedes vienen mojados, pero damos gracias a Dios por esta lluvia. La lluvia es una señal de que el cielo está llorando… pero lágrimas de alegría, el cielo está lloviendo lágrimas de alegría por su manifestación de su gran amor y devoción a la santísima Virgen María”, predicó el arzobispo Cordileone en su homilía.