3 de diciembre del 2020
La Conferencia de Obispos de California anunciaron hoy el apoyo a las vacunasde Pfizer y Corona contra COVID-19, el mensaje completo a continuación:
La Conferencia Católica de California afirma que las inminentes vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y Moderna son moralmente aceptables y se comprometen a trabajar en estrecha colaboración con los ministerios católicos de la salud y Caridades Católicas para:
Promover y fomentar la vacunación contra el COVID-19 en colaboración con los gobiernos estatales y locales y otras entidades;
Abogar en nombre de las poblaciones vulnerables para garantizar que tengan acceso a vacunas seguras y eficaces contra el COVID-19; y
Proporcionar información continua y precisa a los feligreses y a la comunidad en apoyo de las vacunas contra el COVID-19, que sean moralmente aceptables, seguras y eficaces.
La vida ha cambiado este año en formas que pocos de nosotros podríamos haber imaginado. La pandemia COVID-19 ha supuesto la pérdida de vidas y medios de subsistencia para todas las comunidades, ricas y pobres. Lamentamos la muerte de tantas personas y acompañamos a las familias en su dolor, también ofrecemos nuestras oraciones y ayuda a aquellos que luchan con la pérdida de negocios, el desempleo, la soledad, la ansiedad y otros traumas causados por esta calamidad.
Afortunadamente, es probable que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorice el uso de emergencia de dos posibles vacunas contra el COVID-19 antes de que finalice el año, y es probable que una o más vacunas estén ampliamente disponibles en el año 2021. Si bien las vacunas todavía están en proceso de revisión, se han estudiado ampliamente en rigurosos ensayos clínicos y los primeros resultados de seguridad y eficacia parecen ser prometedores.
Los presidentes de los Comités de Doctrina y Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU., la Asociación Católica de la Salud y otros prestigiosos teólogos morales han juzgado que las primeras posibles vacunas son moralmente aceptables.
Acogemos con beneplácito esta noticia y esperamos con interés la distribución de vacunas seguras y eficaces con una sensación de alivio, reconociendo al mismo tiempo los formidables desafíos logísticos que se avecinan para los fabricantes de las vacunas, los proveedores de atención de la salud, los gobiernos y otros.
Todas las arquidiócesis en California conjuntamente con los ministerios de la salud católicos y Caridades Católicas apoyan la erradicación de las enfermedades que perjudican la vida humana. Estas vacunas de Pfizer y Moderna promueven la salud frente a una pandemia devastadora que nadie esperaba. Queremos volver a recalcar que los orígenes de las vacunas son moralmente aceptables desde una perspectiva católica y que su avance fomenta el bien común. También afirmamos que los más vulnerables deben tener un lugar privilegiado en su distribución y suministro.
Por lo tanto, las diócesis de California, diversos ministerios de alcance estatal y local, los sistemas de salud y hospitales católicos se ofrecen a ayudar en esta empresa enorme de las siguientes maneras:
La Conferencia Católica de California, Los sistemas de salud católicos y Caridades Católicas se comprometen a promover y fomentar las vacunas contra el COVID-19 en las comunidades que servimos.
Las diócesis tienen una relación especial con los proveedores de atención médica católicos y trabajarán estrechamente con ellos y se apoyarán mucho en su asesoramiento. Muchos también ya trabajan con otros proveedores, como por ejemplo, en la prestación de servicios de salud a los trabajadores agrícolas. Estas colaboraciones se utilizarán cuando sea apropiado y se establecerán otras nuevas cuando puedan ser útiles. Las diócesis y los sistemas de salud católicos también continuarán trabajando con la oficina del gobernador de California, el Departamento de Salud Pública y los organismos de salud pública locales y de los condados.
Nos comprometemos a colaborar fuertemente en la labor de divulgación entre las poblaciones vulnerables, como los trabajadores agrícolas, las personas indocumentadas y los trabajadores de bajos ingresos que buscan orientación y asistencia de nuestros ministerios. Gran parte de esta labor se centrará en la promoción o el establecimiento, si es necesario, de lugares seguros para las personas indocumentadas y otras que tal vez no tengan acceso ordinario a la atención médica, no estén seguras de los motivos de la vacunación o no sepan a dónde acudir para obtener ayuda.
Nos comprometemos a proporcionar información clara a los feligreses y las comunidades en apoyo de vacunas seguras y eficaces. En un momento en que la desinformación nubla nuestro diálogo público, es fundamental que centremos nuestros esfuerzos en un mensaje claro, culturalmente apropiado y eficaz.
También es de vital importancia que trabajemos juntos en un espíritu de solidaridad y cooperación. Como el Papa Francisco expresó recientemente:
En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la “solidez” que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común. La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio “en gran parte, cuida la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”… El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas”. [115] Fratelli tutti, Papa Francisco, 2020.
Por último, agradecemos de forma especial a los profesionales de la salud que han atendido y seguirán atendiendo a los enfermos; a los trabajadores esenciales que hacen posible que la sociedad siga funcionando; a los científicos e investigadores que nos han traído hasta este momento; a los maestros y padres que luchan por educar a los niños; a los trabajadores de los ministerios que encuentran formas innovadoras de aportar recursos espirituales y corporales a las congregaciones, y a todos los que han ayudado asumiendo la responsabilidad de otros durante esta pandemia.
Rezamos por ellos como rezamos por el mundo. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero ahora tenemos esperanza y una vía segura arraigada en el ministerio sanador de Jesucristo. Ponemos nuestra confianza y esperanza en la providencia de Dios.