2 de noviembre del 2020
Junno Arocho Esteves
Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO -- La corrupción es un "mal antiguo" que continúa siendo una plaga para la Iglesia Católica de diferentes maneras, expresó el papa Francisco.
En una entrevista para la agencia de noticias italiana Adnkronos, publicada el 30 de octubre, el Santo Padre discutió sus pensamientos sobre distintos temas, incluida la naturaleza de la corrupción dadas las recientes acusaciones de malversación financiera que involucran al Vaticano.
A pesar de los esfuerzos pasados y presentes para erradicarla, el Sumo Pontífice indicó que "desafortunadamente, la corrupción es una historia cíclica que se repite" hasta que "alguien viene a limpiar y ordenar".
"Pero luego comienza de nuevo, esperando que alguien más venga a poner fin a esta degradación", explicó. El dinero, como lo llamaban los primeros padres de la Iglesia y san Francisco, es el "estiércol del diablo".
En la entrevista, que se llevó a cabo el 27 de octubre, el Papa señaló que, si bien "la Iglesia es y continúa siendo fuerte, el tema de la corrupción es un problema profundo".
Citando la afirmación de san Ambrosio de que "la Iglesia siempre ha sido una 'casta meretrix' (prostituta casta)", el Santo Padre dijo que, aunque la gran mayoría de la gente en la iglesia sigue "el camino correcto", es "innegable que personalidades de diverso tipo y profundidad, clérigos y muchos falsos amigos laicos de la iglesia, han ayudado a despilfarrar los recursos y las propiedades, no del Vaticano sino de los fieles".
"Me sorprende la lectura del Evangelio cuando el Señor nos pide que elijamos: seguir a Dios o seguir al dinero", expresó el Sumo Pontífice. "Jesús dijo que no es posible perseguir a ambos", añadió.
El papa Francisco dijo que cuando se reunió con el papa retirado Benedicto XVI poco después de sucederlo, el Papa retirado "me dio una caja grande" y declaró: "Todo está aquí; están los documentos con las situaciones más difíciles. He llegado hasta acá, he intervenido en esta situación, he sacado a estas personas y ahora es tu turno".
Cuando se le preguntó sobre su relación actual con el papa Benedicto de 93 años, el prelado contestó que lo considera como "un padre y un hermano", por lo que le firma cartas con las palabras "Filial y fraternalmente tuyo".
"A menudo lo visito allí", en el monasterio Mater Ecclesiae, señaló el Santo Padre. "Y si lo veo un poco menos últimamente es sólo porque no quiero cansarlo. La relación es buena, muy buena. Estamos de acuerdo sobre las cosas que hay que hacer. Benedicto es un buen hombre, es la santidad encarnada".
El Sumo Pontífice también aclaró que, contrariamente a los informes de una supuesta ruptura entre él y su predecesor, "no hay problemas entre nosotros".
Cuando se le preguntó si se siente solo, especialmente con muchos informes que destacan la oposición a su enseñanza, respondió: "Lo he pensado y he llegado a la conclusión de que hay dos niveles de soledad. Se puede decir que uno se siente solo porque aquellos que deberían colaborar, no colaboran, porque los que deberían ensuciarse las manos por otros no lo hacen, porque no siguen mi línea o cosas así. Y esta es una soledad que podríamos llamar 'funcional'".
Luego, prosiguió, "hay una soledad 'sustancial', que no siento porque me he encontrado con tanta gente que se arriesga por mí, que arriesga la vida, que lucha con convicción porque saben que estamos en lo correcto y que el camino recorrido, incluso con mil obstáculos y resistencias naturales, es el correcto".
Obviamente, explicó, ha habido ejemplos de daño y traiciones que lastiman a los que creen en la Iglesia.
Si bien es incierto si sus esfuerzos por erradicar la corrupción y liderar la iglesia darán frutos, el papa Francisco dijo que sabe que debe hacerlo y que "he sido llamado a hacerlo".
Al final, "el Señor dirá si he hecho bien o lo he hecho mal", señaló. "Sinceramente, no soy muy optimista, pero confío en Dios y en las personas fieles a Dios".
Recordando su exilio en Córdoba, Argentina, a principios de la década de 1990, el prelado declaró que, en la biblioteca, "se encontró con seis o siete volúmenes sobre la historia de los papas, e incluso entre mis antecesores muy antiguos, encontré algunos ejemplos que no fueron exactamente edificantes".
Si bien la crítica contra él y su papado puede doler, especialmente cuando "se dice de mala fe y con malicia", el Santo Padre expuso que también es constructiva porque "la crítica me lleva a examinarme a mí mismo, a hacer un examen de conciencia, a preguntarme si estaba equivocado, dónde y por qué estaba equivocado; si hice bien, si hice mal, si podría hacerlo mejor".
"Es cierto que, aunque tenga que encontrar inspiración en la crítica para hacerlo mejor, ciertamente no puedo dejarme llevar por todo lo que escriben sobre el papa que no es muy positivo", comentó.