Un manifestante en Detroit sostiene una foto de George Floyd el 29 de mayo del 2020. (Foto CNS/Sylvia Jarrus, Reuters).
3 de junio del 2020.
Carol Glatz
Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO -- Observando con gran preocupación los disturbios sociales en los Estados Unidos, el papa Francisco dijo que nadie puede afirmar que defiende la santidad de cada vida humana mientras ignora el racismo y la exclusión.
Dirigiéndose a todos los "queridos hermanos y hermanas en los Estados Unidos" durante su audiencia general transmitida en vivo el 3 de junio, el papa dijo: "Hoy me uno a la iglesia en St. Paul y Minneapolis, y en todo Estados Unidos para rezar por el reposo del alma de George Floyd y de todos los que han perdido la vida a causa del pecado del racismo".
"Rezamos por el consuelo de las familias y de los amigos agobiados por el dolor y oramos por la reconciliación nacional y la paz que anhelamos", dijo.
El papa dijo: "he sido testigo con gran preocupación de los inquietantes disturbios sociales en su país en días recientes, después de la trágica muerte del señor George Floyd", un hombre de 46 años, cuyos últimos momentos de vida fueron grabados en un video ampliamente difundido que muestra a un oficial de policía blanco en Minneapolis presionando su cuello con la rodilla el 25 de mayo. Después del incidente, Floyd fue declarado muerto.
"Mis amigos, no podemos tolerar o ignorar el racismo y la exclusión en cualquier forma y al mismo tiempo pretender defender la sacralidad de cada vida humana. Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que 'la violencia de noches recientes es autodestructiva. No se gana nada y se pierde mucho con la violencia", dijo, en parte citando al arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
El papa pidió por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de América, para que "interceda por todos aquellos que trabajan por la paz y la justicia, en vuestra tierra y en el mundo. Que Dios los bendiga a todos ustedes y sus familias".
Cientos de miles de personas en Estados Unidos protestaron por la muerte de Floyd. Y muchos de los obispos católicos de EE.UU. se unieron a los llamados de justicia.
Cuatro agentes del Departamento de Policía de Minneapolis fueron despedidos el 26 de mayo, incluido Derek Chauvin, a quien Floyd suplicó "Por favor, no puedo respirar" mientras lo retenía. Chauvin enfrenta cargos de homicidio en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado.