8 de octubre de 2019
Diácono Mario Zúniga
Pregunta Mario Chang de la parroquia de Epifanía
El diaconado permanente es un llamado, una vocación.
La palabra diácono literalmente significa “servidor”, siguiendo el ejemplo de nuestro maestro Jesucristo que vino no para ser servido sino a servir.
Hay tres niveles en el sacramento del Orden Sagrado: Los obispos, los sacerdotes y los diáconos.
El diácono es parte de la jerarquía de la Iglesia en un grado menor. Es ordenado por el obispo mediante la imposición de sus manos “no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio” de ser testigo consagrado al servicio.
Hay diáconos permanentes, ellos que no serán ordenados sacerdotes ni obispos. Y hay diáconos transitorios o temporales que después de un tiempo serán ordenados sacerdotes, ambos son parte del clero y tienen las mismas funciones.
El diaconado permanente se restauró hace 50 años durante el Concilio Vaticano II, en la encíclica Lumen Gentium, la cual dice: “En su esfuerzo por actualizar la vida de la Iglesia, el Concilio Vaticano II permite que el diaconado sea restaurado como grado propio y permanente dentro de la jerarquía. El diaconado permanente le otorga la oportunidad a los hombres casados, y también a los jóvenes solteros idóneos para este sacramento, pero estos últimos deben mantenerse en la ley del celibato”.
Los diáconos son ministros de la palabra, proclaman el Evangelio y predican y enseñan la fe Católica.
Son ministros del altar, ayudando a los obispos y sacerdotes en la liturgia, y se desempeñan como ministros ordinarios de la eucaristía. Los diáconos permanentes administran el sacramento del Bautismo y del Matrimonio, presiden en el rito de funerales y sepultura y en servicios devocionales, como la exposición y bendición con el Santísimo. También bendicen artículos religiosos de acuerdo y expresamente lo permitido en el rito indicado en el libro Bendiciones de la Iglesia.
El diácono permanente hace obras caritativas, administrativas y de bienestar social, como visita a los enfermos, ministra a los moribundos y consuela a los afligidos, y da de comer a los desamparados.
Cono requisitos mínimos un candidato al diaconado permanente debe ser un católico practicante por lo menos desde hace 5 años, servir en algún ministerio de la Iglesia como ministro extra-ordinario de la eucaristía, lector o cantor.
También debe participar en programas de ayuda a los más necesitados. Con estas actitudes manifiesta un corazón listo para servir al pueblo de Dios.
El programa del diaconado permanente en la Arquidiócesis de San Francisco conlleva un compromiso de cinco años de preparación.
Los cuales se enseñan en dos fases: La primera por un periodo de un año de discernimiento en el cual el candidato es considerado un “aspirante”.
Durante este periodo tanto el candidato como la Iglesia pueden evaluar si es una persona ideal para admitirlo en el programa de formación.
En este tiempo el candidato estudia la enseñanza básica de la Iglesia, con un énfasis en la espiritualidad católica, la doctrina y el ministerio del diaconado.
La segunda fase son dos años de estudio de las Sagradas Escrituras. Al terminar el segundo año de Formación, el candidato presenta una petición al obispo para ser admitido al ministerio de lector. El tercer y cuarto años de Formación incluyen cursos de teología, liturgia, preparación de homilías, derecho canónico, reflexiones sobre las cuatro dimensiones del diaconado que son: la dimensión humana, espiritual, intelectual y pastoral.
Al concluir el tercer año de formación, el candidato solicita ser admitido al ministerio de acólito, y al concluir el cuarto año presenta petición al obispo para ser ordenado diácono.
Un candidato para el diaconado tiene que ser mayor de 35 años al llegar el tiempo de su ordenación. Si es una pareja recién-casada tiene que tener al menos 5 años de casados antes de ser admitido, y contar con el apoyo y consentimiento de su esposa para entrar al programa.
Si el candidato entra al programa soltero ya no se puede casar y deberá hacer votos de celibato durante su ordenación. Los que se ordenan casados y enviudan tampoco no se pueden volver a casar.
La vestimenta del diácono es el alba, la estola y la dalmática.
En Estados Unidos los diáconos permanentes deben incluir como parte de su oración diaria, las oraciones de la mañana y de la noche de la Liturgia de las Horas, y también tienen la obligación de orar por la Iglesia universal.
A las personas que han sentido el llamado al diaconado permanente, se les anima a aplicar al programa para conocer todos los detalles. Puede llamar a la oficina de Formación del Diaconado (415) 614-5531.
Diácono Mario Zúniga es diácono de Misión Dolores