5 de diciembre del 2019
La infalibilidad del Papa es un dogma de la Iglesia Católica definido en el Concilio Vaticano I (1869-1870).
La enseñanza sobre la doctrina de la infalibilidad del Papa se encuentra en: Lumen Gentium, uno de los documentos del Vaticano II, en los documentos del Código de Derecho Canónico y en el Catecismo de la Iglesia Católica.
La infalibilidad pontificia es un dogma que se refiere cuando el Papa habla ex catedra (pronunciamiento del Papa en nombre de la Iglesia). Para que un pronunciamiento del Papa sea ex catedra tiene que tener las siguientes características:
Primero tiene que ser un pronunciamiento del Papa en representación de su posición como pastor supremo y maestro de la Iglesia Católica universal, el mensaje tiene que ser dirigido a toda la Iglesia.
Segundo, para que un pronunciamiento del Papa sea ex catedra tiene que referirse a temas de fe y moral sobre los cuales la Iglesia tiene la autoridad para enseñar.
Tercero, para que el pronunciamiento sea infalible, tiene que ser presentado como una enseñanza definitiva, declarada en términos absolutos, para ser aceptada por todos los católicos del mundo. Esto significa que no admite ninguna excepción.
Cuando el Papa se pronuncia de esta manera sobre temas de fe o moral como una enseñanza definitiva de la Iglesia este pronunciamiento se considera infalible. Esta enseñanza no puede tener error porque está hecha bajo la guía del Espíritu Santo, espíritu de Verdad.
La infalibilidad no significa que personalmente el Papa no pueda cometer errores o pecado.
El Papa puede tener opiniones personales en temas militares, económicos o políticos y estas no son infalibles, porque no se refieren a la enseñanza de la fe y de la moral de la Iglesia.
Los papas que han hecho uso de la infalibilidad papal son el papa Pio IX en 1854 cuando definió el dogma de la Inmaculada Concepción de María y el papa Pio XII en 1950 cuando definió el dogma de la Asunción de María.
Si algún papa intentara imponer una doctrina falsa a la Iglesia Universal, la fuerza del Espíritu Santo invocado a través de la oración lo prevendría.
En más de 2.000 años de historia de la Iglesia no ha habido un solo papa, que en asuntos esenciales sobre la fe haya enseñado doctrina falsa. Lo cual es una garantía de que todas las generaciones hasta el final de los tiempos serán guiadas por la verdad.
Mario Zúniga es diácono de Misión Dolores.