Julio Escobar dirige el rezo del rosario en teleconferencia desde su casa el 25 de mayo. (Foto de cortesía).
28 de mayo del 2020
Lorena Rojas
La oficina de Vida y Dignidad Humana de la Arquidiócesis de San Francisco comenzó la Jornada del Rosario el 16 de marzo por teleconferencia para ayudar a las personas en cuarentena por COVID-19.
Pero, ¿Qué pasará cuando las iglesias vuelvan a abrir para las misas y otros servicios? El coordinador de la Jornada del Rosario Julio Escobar anunció que el rosario continuará, y además lo ha unido al grupo de oración por las personas víctimas de homicidios.
Escobar también es el coordinador de Justicia Restaurativa en la Arquidiócesis de San Francisco. Desde este ministerio apoya a familias víctimas de homicidios, ayuda a los prisioneros junto a un grupo de voluntarios, y organiza servicios de oración en los lugares donde ocurren crímenes, entre otros servicios.
Esta nueva iniciativa de unir los dos ministerios ya tuvo el primer fruto el viernes 15 de mayo en un servicio de oración por la muerte de una persona, víctima de un homicidio en San Francisco.
A este servicio se integraron vía teleconferencia unas 25 personas de la Jornada del Rosario, además de los familiares y amigos del fallecido presentes en el lugar donde había ocurrido el homicido.
“He logrado hacer un nuevo ministerio con objetivos claros y unirlo al ministerio de oración por las víctimas de homicidios, integrar a este servicio de oración a personas que quieren participar, pero que por alguna razón no pueden llegar al sitio donde se hace la oración. Ahora pueden unirse a través de la misma aplicación que usamos para rezar el rosario”, explicó Escobar.
Escobar coordina el rezo del rosario usando una aplicación fácil para que cualquier persona que tenga pocos recursos tecnológicos pueda participar.
Más de 250 personas diferentes se han unido a rezar en esta Jornada del Rosario y un promedio de 50 personas se unen cada noche, dijo Escobar.
Los devotos que se han integrado a la Jornada del Rosario son personas de los condados en la jurisdicción de la Arquidiócesis de San Francisco, pero también se han integrado personas de otras diócesis vecinas y fuera del estado de California, compartió Escobar.
En la Jornada del Rosario participan niños, jóvenes, adultos y personas de edad avanzada. Algunas de estas personas han vivido durante la cuarentena momentos muy difíciles por la pérdida de un ser querido o por tener algún familiar contagiado con COVID-19. En la Jornada del Rosario han encontrado una comunidad de fe y de apoyo.
Una de estas personas es Rami Jacinto, de San Francisco quien ha estado rezando desde que comenzó la Jornada del Rosario y en el transcurso de este tiempo, el 24 de abril murió su esposo por problemas en el corazón.
Jacinto dijo al San Francisco Católico que tras la pérdida de su esposo con quien estuvo casada por 47 años, el grupo de la Jornada del Rosario se convirtió para ella como en una familia que estuvo ahí cada noche para apoyarla y continúan apoyándola.
“Este grupo me ha ayudado tanto, siento en mi corazón que son sinceros. Tras la muerte de mi esposo me enviaron tarjetas de condolencia y hasta ayuda económica. Me hacen sentir que no estoy sola. Me ayudan a sentirme fuerte. Yo estoy en buenas manos en este grupo, dijo.
De las personas que regularmente se reúnen a rezar el rosario cada noche a las 7 p.m., Jacinto conoce a dos, a las demás personas las conoce por sus voces cuando ingresan al final para hacer peticiones. Pero ha sido tan fuerte el sentido de comunidad que “siento que los conozco a todos”, dijo.
Otra familia que ha encontrado en esta Jornada del Rosario una comunidad de fe para congregarse durante la cuarentena son los Sandoval.
Luis y Haydee Sandoval siempre han rezado el rosario en familia con sus tres hijas y su niño pequeño. Pero cuando se enteraron por el papá de Haydee que Julio Escobar estaba dirigiendo este rosario se unieron desde el 9 de abril a rezar con el grupo.
Tres hijas de los Sandoval han conducido el rosario en diferentes ocasiones. Una de las participaciones fue el domingo 10 de mayo, Día de las Madres cuando Bernadette Sandoval de 9 años y Margaret Sandoval de 7 años de edad condujeron el rezo como homenaje a las madres.
Haydee Sandoval dijo que a ella y a su esposo les emocionó que sus hijas Bernadette y Margaret condujeran el rosario, sobre todo porque Margaret es un milagro provida en la familia.
Cuando Haydee tenía cuatro meses de embarazo de Margaret los doctores le anunciaron que nacería con síndrome de Down. Sufrió mucho por la presión del personal del hospital para que abortara. Le mostraban fotos de niños con Down e intentaban asustarla con los altos costos que requiere el cuidado de una niña con esta condición.
Sin embargo, los Sandoval se negaron a abortar a Margaret, y Haydee reclamó que dejaran de intentar persuadirla porque ella estaba disfrutando de su embarazo y lo iba a llevar hasta el final. La niña nació saludable.
Los Sandoval compartieron este testimonio durante el rezo del Día de las Madres en la Jornada del Rosario.
Miriam Molina, una vecina de Pacífica se integró a la Jornada del Rosario en momentos de mucho dolor porque su hija María Elena de 55 años quien vive en Francia estaba debatiéndose entre la vida y la muerte contagiada con COVID-19.
“Yo estaba muy mal, por no poder estar con mi hija y ella allá sola (en Francia), mi hija estaba como un vegetal y ahora puede hablar”, narró.
Molina comentó que ella tiene una profunda devoción por el rosario desde la niñez en su natal Guatemala. Su familia rezaba todas las noches a las 6 p.m., sin embargo, algunas veces lo va posponiendo por alguna razón. “Si no existiera esto (la Jornada del Rosario) a lo mejor no lo rezaría todos los días”, dijo.
“Para mí las personas que están organizando todo esto están poniendo mucho de su parte, a mí me encantaría que sigan, pero sé que es un trabajo extra para los organizadores, concluyó.