Patricia Sandoval, ex abortista y ahora conferencista internacional pro-vida, habla durante las presentaciones de la Marcha Pro-vida, en la plaza del Centro Cívico de San Francisco. (Foto Debra Greeblat)
Febrero 10, 2019
Lorena Rojas
En la misa que antecedió la Marcha Pro-vida del 26 de agosto en San Francisco, el arzobispo Salvatore J. Cordileone tocó varios puntos medulares del respeto a la vida humana desde que está en el vientre. La conciencia, la moral y la ética forman parte fundamental de un hilo de oro que une un tapete precioso tejido bajo el plan de Dios para la creación de una vida, concebida a partir de un encuentro de amor e intimidad.
Al arzobispo le preocupa que si un ser humano puede ser creado en un laboratorio, también “¿por qué no podría ser alterado genéticamente en un laboratorio?”, dijo durante la homilía en la Catedral Santa María de la Asunción, en San Francisco.
A la misa solemne asistieron alrededor de una decena de obispos y varias docenas de sacerdotes y seminaristas y diáconos y miles de fieles.
“El respeto a la vida humana no es un tema aislado” apuntó el Arzobispo de San Francisco. Si a ese hilo de oro que sostiene muchas partes de un hermoso tapete, se le suelta una hebra, se desenrolla todo el tapete, dijo al referirse a las prácticas de control natal, experimentos que se han venido dando en las últimas cinco décadas. “Algo ha pasado”, y señaló una distorsión de la conciencia sobre lo que es el plan de Dios.
La importancia de seguir iluminando la conciencia y la ética moral desde los valores que enseña la Iglesia, en este caso, la enseñanza en la Encíclica La Vida Humana (Humanae Vitae) de san Pablo VI, que cumplió cincuenta años el año pasado, que se anticipó a lo está pasando con con el aborto y la experimentación con una ética y moral distorsionada sobre la vida humana, predicó el Arzobispo de San Francisco.
El arzobispo Cordileone exhortó a los jóvenes a no tener vergüenza, sino fortaleza para luchar por la vida humana como está concebida en el plan de Dios.
Un sacerdote sostiene una pancarta durante la Marcha por la Vida de la Costa Oeste en la calle Market en San Francisco, el 26 de enero. (Foto Lorena Rojas/san Francisco Católico)
Durante las presentaciones de la Marcha Pro-vida en la plaza del Centro Cívico en San Francisco, una mujer latina que abortó a sus tres hijos, habló con determinación sobre el dolor que esa decisión le ha causado y como su arrepentimiento y cambio de actitud la han convertido en una líder mundial, conferencista defensora de la vida humana desde que está en el vientre.
Con un bebé en su vientre, el primero que espera dar a luz, Patricia Sandoval, habló con el San Francisco Católico después de su presentación en la Marcha Pro-vida para pedirle a las jóvenes latinas que no aborten.
“A las jovencitas latinas quiero decirles que el aborto no cura nada, que no es una solución, no es una opción, al contrario es un martirio. Yo experimente tres abortos y sufrí después de cada uno de los abortos. Y nunca me imaginé que mi vida iba a ser una vida miserable, sin esperanza” compartió Patricia Sandoval.
“A las mujeres quiero decirles que el embarazo es una bendición” y hay mucho apoyo para la mujer y para tú bebé. Y sobre todo las mujeres embarazadas tiene a Dios que las sostiene en su mano”, dijo.
Sandoval envió palabras de aliento para las mujeres que han abortado. “Para las mujeres que han tenido un aborto quiero decirles que si hay esperanza, gozo y alegría después del aborto, porque Dios ha permitido que yo he sanado y viva una vida felizmente casada, ahora con un nuevo bebé en el vientre”.
Parroquianos de Nuestra Señora de Loreto, Novato, posan en la plaza de la Catedral Santa María, al finalizar la misa por la vida, el 26 de enero. (Foto Lorena Rojas/san Francisco Católico)
La vida es muy valiosa, dijo Abby Johnson, ex directora de una clínica de abortos y ahora activista pro-vida. Ella habló en la Marcha por la Vida, en plaza del Centro Cívico de San Francisco, el 26 de enero.
“Llegará el día que ganemos esta batalla, vamos a pelearla, vamos a luchar contra las leyes injustas, vamos a pararnos fuera de las clínicas de abortos, vamos a ser voluntarios en las clínicas de embarazadas, no nos rendiremos”, aseguró Abby Jonshon.
Una mujer sostiene un bebé, en la plaza del Centro Cívico durante la Marcha Pro-vida del 2019. (Foto Lorena Rojas/san Francisco Católico)
Rita Benítez, de la Iglesia Nuestra Señora de Loreto en Novato, ha participado en la Marcha Pro-vida en los últimos diez años. “Queremos ser la voz de esas personitas que no se pueden defender” por eso estamos aquí dijo, y también para que la juventud tenga más conciencia de lo que es el aborto, agregó.
Feligreses de San Francisco de Asís, East Palo Alto, posan en la plaza de la Catedral Santa María en San Francisco, el 26 de enero. (Foto Lorena Rojas/san Francisco Católico)